June 14, 2011

March 6, 2011

Mis tardíos comentarios a David Ricardo Garcia y su "Y ENTONCES... QUE HACEMOS?"

Introduccion
El año pasado el teologo Julián Gutiérrez, B.Sc, M.A. escribio un escrito titulado ¿Es Posible Sorprender a Dios? Una Respuesta a Andrés Corson. este escrito tuvo una critica titulada Y ENTONCES...QUE HACEMOS?. Ante esta respuesta Julián Gutiérrez Respondio con el siguiente escrito personal.

Mis tardíos comentarios a David Ricardo Garcia y su "Y ENTONCES... QUE HACEMOS?"

Respetado David:

Espero que este mensaje lo encuentre bien a usted y los suyos.

¡Heme aquí! Yo soy el responsable del artículo titulado Es Posible Sorprender a Dios: Una Respuesta a Andrés Corson.

Solo hasta el día de hoy, casi cinco meses después, me entero de su reflexión con respecto a mi ensayo y celebro que lo haya tomado en serio, tanto como respeto que haya elevado sus críticas frente al mismo.

Agradezco su gentil atención al considerar que el escrito no se apoya meramente en la formulación de acusaciones falaces y que su contenido -si bien a la consideración de muchos es tedioso- es merecedor de atenta lectura.

La mención de mis “credenciales” obedece a lo que en mi opinión es una necesidad actual: la de dejar ver de antemano que mi interés en la teología no es un simple pasatiempo que ocupa mi tiempo libre, ni tampoco que mi poco conocer en el tema descansa en la actualmente popular y peligrosa “academia de internet”, o en títulos de papel en teología, que tristemente hoy pululan. Lo anterior es una odiosa pero necesaria aclaración.

Son varias las cosas a las que quiero responder de su nota; no obstante, me voy a limitar a comentar sobre algunas imprecisiones en los elementos de forma y no en mis discrepancias de fondo porque considero que estas últimas merecen un escenario distinto a Facebook para ser atendidas.

No sé si el ensayo está redactado “sistemáticamente” de manera voluntaria, simplemente considere metodológicamente apropiado responder ordenadamente a los puntos presentados en la enseñanza del pastor Corson, tal y como la misma fue presentada originalmente en el CD. En otras palabras, mi respuesta sigue “sistemáticamente” el orden exacto del sermón de Corson.

La razón por la cual hice público el ensayo va mucho más allá de sencillamente haber sido “ignorado”. El asunto de fondo, (i.e. la concepción escritural de quien es Dios) no es un tema liviano o trivial para un creyente sujeto a la autoridad bíblica. Igualmente debo mencionar que si mi sensibilidad al rechazo estuviera proporcionalmente relacionada con el afán de llamar la atención entonces estaríamos hablando de cientos de ensayos, varios de ellos dirigidos a Corson.

Decidí omitir la historia en detalle detrás del ensayo puesto que mi interés era que los eventuales lectores se centraran en el asunto de fondo. (¿Se imagina cuarenta hojas de tediosas precisiones teológicas y otras tantas más de novela?… Aunque sin duda, estas últimas habrían sido más apetecidas)

Si bien el artículo es de mi autoría, por el que me responsabilizo plenamente, este fue concertado al amparo del concejo y la sabiduría de tres hermanos en la fe, de denominaciones diferentes, quienes gentilmente, en sus calidades de líderes en sus congregaciones locales, comentaron independientemente sobre el mismo antes de ser oficialmente presentado.

No, David, ni yo, en calidad de teólogo, ni el pastor que me acompañaría inicialmente, en calidad de ministro del evangelio, pretendíamos discutir “de alta teología” con el pastor Corson, simplemente procurábamos corroborar si lo entendido en el audio era realmente lo que Corson afirmaba, y de ser así invitarlo a reflexionar sobre las implicaciones de su postura frente al testimonio bíblico y frente a las consecuencias prácticas para la iglesia.

Me sorprende su afirmación al decir que para hacerme escuchar “decid[í] postear una nota [mi ensayo] en facebook”. Eso es completamente falso. El ensayo fue presentado personalmente (no por ninguna red social) a un grupo seleccionado de pastores y a otros pocos invitados a los cuales se les presento el tema y los pormenores que le antecedieron, además se les entregó copia del artículo para su propio análisis. Esto se hizo en las locaciones de la “Biblioteca para Pastores” en el barrio la Castellana de Bogotá auspiciado generosamente por el Rev. Stanley “Eugenio” Line. Una vez concluye el evento mencionado, algunos pastores deciden publicar el ensayo en sus páginas web a lo que honrosamente respondo positivamente pero presentando una sola condición: la publicación completa y sin ninguna edición. Posteriormente, el Dr. David Ford, misionero escoses y profesor de Nuevo Testamento en el Seminario Bíblico de Medellín, quien maneja la página www.recursosteologicos.org se interesa en mis escritos y me invita a publicar algunos de ellos en su página, entre estos mi respuesta a Andrés Corson.

Aparte de lo que acabo de explicar, desconozco por completo quien más ha publicado mi artículo en la Internet, o en otro medio. Nunca he “posteado” en lo absoluto cosa alguna en ninguna red social con respecto a mi respuesta a Corson, así como tampoco he autorizado a nadie a hacerlo.

Como vera, entonces, su afirmación es errónea y no se ajusta a la realidad de lo acontecido. De su error, se desprende lógicamente que lo que usted supone es mi “objetivo” y que en realidad no lo fue. Es decir, que mi audiencia primaria nunca fue concebida en la inmensa masa de cibernautas de Facebook sino en un grupo de creyentes líderes en sus iglesias locales los cuales que asimilarían el tema de tal manera que lo presentarían a sus congregaciones de acuerdo a lo que su buen juicio dictaminara, y así fue. Una vez el ensayo es publicado en la Internet el asunto pasa a ser parte de una audiencia general, de la que si bien no estuvo en mente inicialmente, si espero que haya sido (o sea) de edificación para muchos.

¿Se han cumplido los objetivos? Quizás los que usted (o incluso los que yo) esperaba, no. Pero no me cabe la más remota duda que los que Dios ha dispuesto se han cumplido, o por lo menos se cumplirán de acuerdo a lo que Él ha determinado en Su perfecta providencia hacer.

Mi convicción del uso legal de hacer defensa de la fe descansa esencialmente en una ordenanza bíblica, no en una acción moralista para cumplir con un conductismo ético que simplemente pretende “salvar conciencia”. Yo soy un teólogo, con un conocimiento limitado y lleno de falencias en carácter, pero con un compromiso serio por honrar la exclusividad de la verdad plasmada en la palabra de Dios y sujeto a corrección por parte de otros cuando al amparo del buen uso de la Escritura y la razón así lo hagan.

David, yo nunca escribí que me parecía curioso que Corson “no fuera un erudito” como los proponentes del Teísmo Abierto. La falta de destreza técnica del pastor Corson no es una curiosidad, es sencillamente un hecho. Ahora, lo que sí me parece curioso es que Corson no mencione el Teísmo Abierto por nombre cuando en realidad él presentó el tema y los detalles (no con la misma habilidad técnica) pero si en la misma forma como los adherentes a este movimiento lo hacen.

Es obvio que no he pretendido asumir que los lectores conozcan, mucho menos entiendan de antemano, que es el Teísmo Abierto, este es un tema que principalmente compete a personas (aburridas, como quien le escribe) que se interesan en discusiones de orden doctrinal. Pero, una vez el tema es presentado a la iglesia en la versión Corson como una verdad bíblica, el asunto deja de ser estrictamente abstracto y pasar a ser un asunto crucial en la afirmación o negación del Dios de la Biblia.

La trivialidad que cuestiono en Corson se sustenta en el hecho de que el tema a tratar no hace parte de una doctrina de menor importancia en la que el lector o su audiencia escogen a su preferencia como si no existieran implicaciones trascendentales consecuentes a la decisión de lo que es o no es verdad con respecto a la naturaleza de Dios. Lo paradójico es que seguidamente Corson no invita a reflexionar sobre el asunto bajo una presentación correcta de la postura clásica (que él asume como falsa) sino a tomar partido en el tema, ¡su partido!

Acepto que mi redacción carece de las habilidades que posee el buen escritor pero me sorprende leer lo que David por momentos deduce de mi ensayo. Entiendo lo de pretender ridiculizar la discusión sobre el Teísmo Abierto haciendo menciones a un teísmo cerrado, entrecerrado, a veces abierto y a veces cerrado, pero no encuentro justificación en lo que escribo para la afirmación de David de que mi ensayo acusa a Corson y a la “iglesia moderna” de sacrificar la verdad bíblica porque no quieren estudiar del Teísmo Abierto. Lo que escribí fue que la división en la iglesia, (argumento usado por Corson como razón para no obsesionarse con una interpretación correcta) si bien es lamentable no lo es tanto como no honrar la verdad bíblica. Con respecto a la iglesia moderna, crítico, no como usted escribe, el hecho de no estudiar sobre el Teísmo Abierto, sino su indiferencia a la búsqueda de la verdad bíblica en pos de preservar la “unidad”.

Sí, David, abiertamente declaro que soy un creyente que busca la verdad en el texto bíblico. Asumo y acepto la Biblia como la infalible palabra de Dios, como tal, me sujeto a ella como la máxima autoridad en asuntos de fe y práctica. Mea culpa.

David insatisfecho con el ensayo y dice no encontrar la “respuesta que el título promete”, pero no comprendo a que se refiere con la insatisfacción planteada ya que lo prometido es una respuesta a Corson, y esta se da, ¡de la página dos a la cuarenta!

Debo confesar que mis pretensiones no eran tan elevadas como las que David implícitamente me indilga; es decir, asumir que mis lectores se convencerían del error de Corson tan solo con leer una página y media de mi ensayo.

Yo no soy poseedor de la verdad David, yo me uno a lo que la iglesia cristiana ha sostenido por siglos y que ha considerado como verdad revelada en las Escrituras. No creo en un magisterio infalible pero creo en una revelación infalible expresada en la palabra escrita.

Eso que usted llama “romanticismo” de la analogía no es lo que primordialmente objeto. Mi argumento era, y sigue siendo, la improcedencia de la anécdota para referirse a la naturaleza de Dios. Para sostener mi crítica esboce dos objeciones fundamentales, una teorética y otra práctica: ininteligibilidad y irrelevancia para la iglesia, respectivamente. Seguidamente procedí a explicar de los riesgos de especular arbitrariamente sobre la naturaleza de Dios. Una vez más, debo recordar, respetado David, que yerra crasamente y que no es cierto de manera alguna que mi ensayo asuma en esta instancia, explícita o implícitamente, que Corson confabula una herejía.

Prometí que no me iba a adentrar en los pocos asuntos de fondo de su sugestiva reflexión, pero excúseme un solo comentario. Su comparación del lenguaje analógico empleado por Jesús (el reino de Dios comparado con ovejas, monedas, etc.) como justificación para darle validez a la anécdota que Corson ofreció en su charla es, en términos argumentativos, categóricamente distinta y por ende inapropiada para responder a mi crítica.

El lenguaje metafórico empleado por Jesús en referencia a' "reino" tiene un objeto definido –reino de los cielos- y una imagen analógica que siempre significa algo –grano de mostaza, tesoro, red, etc. Fariseísmo o no, el hecho es que en el caso Corson el objeto se define, Dios, pero lo que representa románticamente la anécdota no. Asumiendo por un momento, que Dios posee un cuerpo humano o uno similar a este, ¿qué representación análoga en la naturaleza divina se ilustra al saber a qué huele, o cuál es el color favorito de Dios?

Lamento que la definición de omnisciencia, al menos en lo esencial, a la cual se han adherido la mayoría de teólogos ortodoxos, y a la cual yo me por añadidura me sumo, sea en su opinión insatisfactoria y sin sentido. Pero David, no nos subestime tan pronto, no por lo menos a aquellos que por su trabajo en el campo teológico al servicio de la iglesia se han ganado un merecido puesto en la historia del protestantismo como grandes pensadores. ¿Sinceramente cree que ninguno de los que cito en este punto, Louis Berkhof, W.G.T. Shedd, y Stephen Charnock, nunca pudieron comprender medianamente el concepto de atemporalidad divina y su relación con el conocimiento exhaustivo de Dios? Siendo así David, me gustaría saber, ¿cuál sería, en su opinión, una definición coherente (y que haga justicia al testimonio bíblico) de lo que significa la omnisciencia divina?

Como calvinista me alegra sinceramente que su ánimo haya cambiado para bien al notar que en mi ensayo menciono a Agustín –sin olvidar, eso sí, que de acuerdo a su juicio este es otro de los que afirmando la postura ortodoxa con respecto a la omnisciencia de Dios no entiende lo que incoherentemente escribió frente al tema.

Me encantaría haberle podido (o por lo menos haber intentado) responder a sus preguntas meses atrás pero no sabía, como anteriormente le escribí, de la existencia de su nota. Con mucho gusto, si todavía le interesa, estaré presto a discutir un tema tan crucial como el decreto eterno de Dios y la responsabilidad del hombre. Sus preguntas son válidas, practicas, y a lugar y no merecen menos que una respuesta honesta, seria y responsable… espero poder cumplir con la expectativa intrínseca de su afán por conocer una respuesta al respecto.

David, aceptar que la palabra tiene un contenido difícil de entender y que el ejercicio de interpretación de esos pasajes complejos requiere de la técnica de una exégesis consistente y de la asistencia del Espíritu Santo no implica de ningún modo que sea imposible encontrar “UNA” respuesta o mucho menos que tal verdad exista. De hecho, metodológicamente presupongo que existe una sola verdad frente al tema, que existe una sola interpretación correcta de los pasajes en cuestión, que existen verdades absolutas y por ende estas son excluyentes de lo que no es verdad, que existe un dador de verdades absolutas y que este es el Dios de la Biblia.

¿Conoce de algún otro elemento fundamental para interpretar correctamente un pasaje en la Biblia aparte de, primordialmente, la asistencia del Espíritu de Dios, y la competencia de una exégesis sana?

David considera que el debate por la verdad “en el sentido más postmoderno de la palabra [debate]” es totalmente inútil y creo entender el por qué. Parece ser que en este punto de su nota su faceta postmoderna se ve con claridad, y como tal su consecuente incomodidad frente al concepto de una verdad absoluta.

Me encantaría discutir (este es sin duda otro tema de fondo) el punto de vista postmoderno sobre la naturaleza de la verdad y su compatibilidad con respecto al mensaje exclusivo del cristianismo. Mi posición no será ninguna sorpresa, de hecho si lee con atención el último párrafo de la primera página del ensayo evidenciara fácilmente cual es mi direccionamiento al respecto. Hablando de postmodernismo y algo de consistencia, es interesante leer que para usted el debate es completamente inútil pero no así la publicación en Facebook de su inconformidad frente a lo que escribo, pero y si el propósito al escribir su nota no fue el de instruir a sus lectores de Facebook acerca de su verdad sobre mi ensayo, ¿cuál fue entonces?

Lamento sinceramente que ninguna de las respuestas a las que ha estado expuesto haya traído paz a su alma. Aun discrepando de su conclusión entiendo su predicamento frente al tema de Dios como soberano absoluto y Dios como ajeno al control de Su creación. Pero me intriga saber, qué es lo que esta disyuntiva que plantea le permite pensar frente a Dios, entendiendo que ninguna opción es motivo para adorarle ni darle gloria.

Muchas de sus preguntas tienen una respuesta directa en la Escritura y me sorprende que ni siquiera lo mencione. Por ejemplo, con respecto a la muerte dolorosa de un ser querido, usted deja ver a sus lectores que si creemos que Dios tiene el control determinante de la muerte de alguien, entonces esto debe ser asumido simplemente como la verdad del “autor” [yo] hablando. Pero, ¿y por qué no interactuar con la Escritura cuando esta afirma sin vacilaciones el derecho soberano de Dios de determinar la muerte de una persona? O aún mas ¿cuando esta va más allá y asevera que la muerte, infinitamente dolorosa del hombre perfecto en santidad, de Dios Hijo, el Mesías, fue determinada por Dios mismo? (1 Samuel 2:6; Hechos 4:27)

Otras de sus preguntas son respondidas en el mismo ensayo en cuestión. Me habría gustado leer sus respuestas puntuales a mi planteamiento con respecto al tema de la soberanía de Dios, aunque que si bien este tópico no fue el asunto central de mi respuesta tampoco está ajena del mismo.

Ciertamente exagera cuando afirma que la caricatura de Dios, que muchos adoran, es la caricatura de todos, por gracia de Dios ese no es el caso y nunca lo será. La Biblia da testimonio de que siempre existirán creyentes en todo lugar donde el evangelio se predica que se rehusaran a adorar a un Dios distinto al que la Biblia presenta. Mi anhelo y mi intención consiente es de estar plantado del lado correcto sin importar si se es mayoría o minoría.

Muy probablemente hoy por hoy seremos una minoría, y muy seguramente esta desigualdad numérica sea en parte debido a la influencia de filosofías transitorias como el postmodernismo, pero le aseguro que lejos está el postmodernismo de socavar fatalmente los elementos fundamentales donde descansa el cristianismo: la autoridad de la revelación bíblica. Las trompetas de triunfo anticipado han repicado más de una vez en el curso de la historia celebrando la derrota final del cristianismo histórico, pero el tiempo ha sido el testigo objetivo que ha testificado del vergonzoso olvido de esas mismas filosofías otrora auto-proclamadas invencibles campeonas. Creo que la historia me permite decir que el postmodernismo, al igual que sucedió con el modernismo, el racionalismo, el empirismo, el positivismo lógico, el existencialismo, o el nihilismo, seguirá su curso de extinción en la historia como otro intento más de acabar por completo con la “repulsiva” idea de la proclamación exclusiva del evangelio de Cristo.

De acuerdo David, para un postmodernista que considera que no existe tal cosa como la verdad absoluta, no tiene relevancia alguna saber si es Arminius o Calvin quien tiene la razón. Pero para aquellos que creemos en que aquel que dijo “yo soy la verdad” encarna el arquetipo de la verdad objetiva, la respuesta importa, y mucho. Me llama poderosamente la atención notar que David considera irrelevante saber si era Calvin o era Arminius quien tenía la razón, pero al mismo tiempo si considera importante saber cosas con respecto al mismo tema en donde el calvinismo y arminianismo colisionan, como por ejemplo “¿Para que(sic) ser cristiano si en últimas ya todo está decido(sic)?”

Usted no es mejor persona o mejor creyente por ser arminiano o calvinista, en eso estamos de acuerdo, pero si Dios busca adoradores en “Espíritu y verdad” entonces la búsqueda de la verdad como fin para la honra de Su gloria debe ser considerada una virtud y no un vicio.

Nunca he dicho que el único camino para conocer a Dios sea la academia, menos he afirmado que las emociones no tenga un papel fundamental en nuestra relación con Dios. No obstante, considero crucial saber si el Jesús que concebimos y adoramos es el de la Biblia, y no otro, para no ser indiferentes frente a la posibilidad de estar adorando otro salvador y estar atendiendo otro evangelio. De la misma manera, es importante comprender que si bien mis emociones hacen parte de mí caminar espiritual estas no son dictámenes infalibles que reinen por encima de la revelación bíblica.

Es más que obvio que no soy una persona que considera que el cristianismo prevalecerá quemando Koranes o asesinando a otros creyentes, considero injustificada e inapropiada su retórica amarillista en este punto. Quizás el empleo de esta terminología impresionara a sus amigos, pero no es consecuente ni justa con la seriedad y el respeto presentado en mi ensayo.

Gracias por su tiempo y su esfuerzo para escribir lo que piensa de mi ensayo. Reitero mi intención de responder a los pocos puntos de su reflexión donde de manera directa se relaciona el tema de la omnisciencia de Dios. Estoy también dispuesto a responder con respecto a temas periféricos, igualmente importantes, como la soberanía de Dios y la voluntad el hombre, así como por darle mi impresión sobre lo que opino acerca del postmodernismo como filosofía compatible con el cristianismo histórico.

Respetuosamente en Cristo,

Julián


nota: los enlaces son notas en facebook a excepcion de un enlace. y esta respuesta ha sido publicada con la autorizacion de Julián Gutiérrez.

February 21, 2011

Instrucciones de Ordenación de pastores/ ¿Cómo se eligen los pastores?

Instrucciones Ordenación de los Pastores Juan José Pérez y Luis Arocha

¿Cómo se eligen los pastores?
El Señor Jesucristo dice en Mat. 9:37-38 “Entonces dijo a sus discípulos: A la
verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies”.

Nosotros como iglesia, entonces, en obediencia a nuestro Señor, empezamos a orar: Señor, danos más pastores en tu iglesia; por años hemos estado haciendo eso, porque El mismo lo ha mandado. Luego de eso, entonces, recogimos lo que se llama el consenso del Cuerpo. La iglesia local es el cuerpo del Señor Jesucristo y lo que El hace lo hace a través de su cuerpo, por ejemplo, tengo delante de mí un reloj despertador de mesa y Arocha está en este tabernáculo y Arocha le va a decir a su cuerpo coge el reloj y el cuerpo extiende la mano y coge el reloj y lo levanta; así también es la iglesia local,Cristo le dice lo que hay que hacer y la iglesia lo hace, esa es la manera en que Cristo obra dentro de su cuerpo.

Entonces, una vez al año recogemos el consenso de qué la iglesia piensa sobre los hombres; a quiénes la iglesia ve como futuros pastores en esta congregación. Oportunamente se recogió ese consenso y fueron indicados estos dos jóvenes, que son hombres ya, pero les decimos jóvenes, porque dicen que Timoteo tenía más de 30 años, así que en honor a las Escrituras hay que decirle jóvenes.

Pasado eso, entonces, se comienza a trabajar con ellos, ustedes saben el período que se llama de observación; se habla con ellos si están de acuerdo, si no están de acuerdo y luego viene el tiempo que se llama la nominación o votación. La iglesia se reúne en privado. A los incumbentes y sus familiares directos se les pide que salgan de aquí, entonces la iglesia discute sus cualidades de manera positiva y luego emite un voto secreto, como se hace en las elecciones en este país. Entonces esos votos dieron un número y estos dos hombres fueron indicados. De manera que cuando les decía a ellos que si tienen dudas, vengan a las Escrituras, porque hemos hecho lo que Cristo ha mandado en ese particular.

Ha llegado entonces el momento de la imposición de manos. ¿Por qué debe haber una ordenación?
Por ej. En Heb. 5:4 nos dice el porqué y luego voy a leer la ordenación del Señor Jesucristo. “Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón”. Y está hablando de Aarón como ministro, en aquel tiempo sumo sacerdote en el antiguo pacto, es decir que nadie puede decir yo soy pastor, aunque eso está de moda;déjenme decirles, con tristeza digo esto, la mayoría de los hombres que usted ve en televisión y en muchísimos sitios que dicen son pastores, ellos empezaron un estudio bíblico un grupo y ellos mismos se hicieron pastores, se llamaron a sí mismos pastores.Pero dice aquí: “Y nadie toma para sí esta honra, es decir, ser un ministro de Cristo, sino el que es llamado por Dios como lo fue Aarón”. V5 “Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino el que le dijo: Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy”.

Es decir, nosotros estamos para seguir las pisadas de Cristo. Cristo, el Hijo de
Dios no se hizo sumo sacerdote a sí mismo, Dios lo hizo; El fue ordenado al ministerio,tal como nosotros estamos haciendo, honrando las Escrituras. Miren en Mat. 3:16-17 cuando Cristo fue ordenado al ministerio. “Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y Hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. Recuerdan ustedes, el pasaje es cuando el Señor Jesucristo iba a ser bautizado y entonces Juan el Bautista le dijo No, pero y cómo yo te voy a bautizar y él le dijo es necesario que cumplamos con toda justicia, yo no puedo tomar este oficio por mí mismo, sino aquel que Dios ha llamado y debe haber una ordenación. Y en esa ordenación del Hijo de Dios estaba Dios el Padre, el Espíritu Santo en forma de paloma, el Hijo, el Señor y fue ordenado al ministerio. De manera que nadie puede tomar para sí ese oficio.

Y hay también una ceremonia. Por ejemplo en el pasaje que hemos leído en 1
Tim. 4:14: dice no descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio”; es decir, que hubo imposición sobre las manos de Timoteo en el nuevo pacto. ¿Qué eso significa? Es la manera en que Cristo confiere autoridad espiritual. Estos dos hombres pasan a ser gobierno de esta iglesia, no porque ellos se antojaron, Cristo los ha puesto, la iglesia lo que ha hecho es seguir lo que Cristo ha escrito, Cristo los ha puesto o los ha señalado.

Ahora bien,nosotros los pastores que estamos aquí les vamos a imponer las manos a nombre de Cristo y en representación del cuerpo.Es decir, en las cabezas de ellos dos no caben todas las manos de ustedes, no, tendrían que tener una cabeza de este tamaño, y tendrían que ser largas para que unas manos estén al lado de las otras.Entonces, los pastores lo que hacen es que en representación del cuerpo local, así como mi mano me representa, le imponen las manos y oran por ellos. Así que eso es básicamente lo que vamos a hacer en esta hora.

Ahora pues, le vamos a pedir a los Pastores Newton Peña, Amiris Beato, junto con el P. Oscar Arocha que vengan ellos dos para los votos y la imposición de manos y oración.Vamos a pedir que este púlpito sea movido de aquí.Bien, lo que vamos a hacer ahora es se les va a preguntar los votos, son 14 preguntas; yo les voy a preguntar los votos al P. Juan José; queríamos uno para el P. Amiris, pero nada más son dos pastores y entonces el P. Newton entonces va a hacer las preguntas al P. Luis; y luego vamos a orar los tres y cuando oremos los tres, se van a arrodillar ahí ellos dos, entonces el P. Newton a la derecha, el P. Juan José arrodillado, yo ahí en el medio, el P. Luis y el P. Amiris, y entonces los tres vamos a orar en orden; primero yo oro, luego el P. Newton y luego el P. Amiris y entonces después de eso y que los encomendemos al Señor, creo que hay dos Alabanzas para concluir.

tomado de:
http://www.ibgracia.org/periodico/Guia%20de%20Ordenacion.pdf

January 30, 2011

La Cruz de Cristo

Por Paul Washer

Una de mis mayores cargas es que rara vez es explicada la Cruz de Cristo. No es suficiente decir “Él murio” – ya que todos los hombres mueren. No es suficiente decir “el murio noblemente”- ya que los martires hacen los mismo. Tenemos que entender que no hemos proclamado en su llenura la muerte de Cristo con poder salvífico hasta que hallamos aclarado la confusión que la rodea e exponer su verdadero significado a nuestros corazones – Él murio llevando las transgresiones de Su gente sufriendo el castigo divino por sus pecados: Él fue abandonado por Dios y molido bajo la ira de Dios en su lugar.

Desamparado de Dios

Uno de los pasajes más inquietantes, e incluso escalofriante, es el relato en las Escrituras de Marcos la exclamación del Mesías al estar en la Cruz romana. Y exclamo:

ELOI, ELOI, ¿LEMA SABACTANI?, que traducido significa, DIOS MIO, DIOS MIO, ¿POR QUE ME HAS ABANDONADO?

En luz de lo que sabemos sobre la naturaleza impecable del Hijo de Dios y su perfecta comunión con el Padre, es difícil entender las palabras de Cristo, aun así en ellas encontramos el significado de la Cruz expuestas, y encontramos la razón por la cual murió Cristo. El hecho que Sus palabras estén también documentadas en hebreo nos dice algo de suma importancia para ellos. ¡El autor no quería que mal-entendiéramos o que se nos escapara ni una sola cosa!

En estas palabras, Jesús no solo esta llamando al Padre, pero como maestro consumado, Él también esta dirigiendo a Sus espectadores y todos los futuros lectores a una de las más importantes profecías mesiánicas del Antiguo Testamento – Salmo 22. Aunque todo el Salmo esta lleno de profecías detalladas de la Cruz, solo nos concentraremos en los primeros seis versículos:

1Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación y de las palabras de mi clamor?2Dios mío, de día clamo y no respondes; y de noche, pero no hay para mí reposo.3Sin embargo, tú eres santo, que habitas entre las alabanzas de Israel.4En ti confiaron nuestros padres; confiaron, y tú los libraste.5A ti clamaron, y fueron librados; en ti confiaron, y no fueron decepcionados.6Pero yo soy gusano, y no hombre; oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo.

En los días de Cristo las Escrituras Hebreas no estaban organizadas en capítulos y versículos numerados como los tenemos hoy. Así que cuando un rabino quería dirigir a sus oyentes a cierto Salmo o porción de la Escritura, lo hacia recitando las primeras líneas del texto. En esta exclamación desde la Cruz, Jesús nos dirige al Salmo 22 y nos revela algo del carácter y propósito de Su sufrimiento.

En los primeros dos versículos, escuchamos la queja del Mesías- Él se considera abandonado de Dios. Marcos utiliza la palabra griega egkataleípo, el cual significa desamparado, abandonado, o desertado. El Salmista utiliza la palabra hebrea azab, el cual significa Autor: Diegodejar, perder, o desamparar. En ambos casos, la intención es clara. El Mesías mismo es consciente que Dios lo ha desamparado y puso el oído sordo a Su llanto. Este desamparo no es simbólico ni poético. ¡Es Real! ¡Si alguna vez alguna criatura se sintió desamparada de Dios, este fue el Hijo de Dios en la Cruz del Calvario!

En el cuarto y quinto versículos del Salmo, la angustia sufrida por el Mesías se vuelve más aguda al recordar la fidelidad del pacto de Dios hacia su pueblo. Él declara:

4En ti confiaron nuestros padres; confiaron, y tú los libraste.5A ti clamaron, y fueron librados; en ti confiaron, y no fueron decepcionados.

La aparente contradicción es clara. Nunca hubo una instancia en la historia en la que el pueblo pactal de Dios hubiera visto a un hombre justo clamando a Dios sin ser rescatado. Sin embargo, el Mesías sin mancha cuelga del árbol completamente desamparado. ¿Cual podría ser la razón por el desamparo de Dios? ¿Por qué le dio la espalda a Su Hijo unigénito?

Entrelazado en el llanto del Mesías se encuentran las respuestas a estas preguntas inquietantes. En el tercer versículo, Él hace la declaración inquebrantable que Dios es Santo, y luego en el sexto versículo Él admite lo atroz – Él se había vuelto un gusano y ya no era un hombre. ¿Por qué utilizaría el Mesías tal lenguaje peyorativo hacia si mismo? Acaso se veía a si mismo a si mismo como un gusano porque se había vuelto el “oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo” ¿o había una razón mas espantosa para Su auto-deprecación? Después de todo no clamo, “Dios mío, Dios mío ¿Por qué me ha desamparado el pueblo?” ¡Sino que se esforzó en saber por que Dios lo había hecho! La respuesta puede ser encontrada en una amarga verdad solamente – el Señor había hecho que toda nuestra iniquidad cayera sobre Él, y como un gusano, Él fue desamparado y molido en nuestro lugar.

Esta metáfora oscura del Mesías agonizante no esta solamente en las Escrituras. Hay otros que nos llevan más a fondo al corazón de la Cruz y nos abre que “Él padezca mucho” en orden de ganar la redención de su gente. Si temblamos ante las palabras del Salmista, seremos llevados a oír al tres veces santo Hijo de Dios volverse la serpiente levantada en el desierto, y después, el cordero expiatorio que cargaba el pecado que se dejaba a morir solo.

La primera metáfora se encuentra en Números. Por la constante rebelión de Israel hacia Dios y su rechazo de Su provisión misericordiosa, Dios envío “serpientes abrasadoras” entre el pueblo y mucho s murieron. Sin embargo como resultado del arrepentimiento del pueblo y la intercesión de Moisés, Dios una vez más hizo provisión para su salvación. Él le ordeno a Moisés “Hazte una serpiente abrasadora y ponla sobre un asta” Él luego prometió que “todo el que sea mordido la mire, vivirá.”

Al principio parece contradictorio a la lógica que “la cura tuviera la semejanza de aquel que había herido.” Sin embargo provee una poderosa imagen de la Cruz. Los israelitas estaban muriendo del veneno de las serpientes abrasadoras. El hombre muere del veneno de su propio pecado. A Moisés le habían ordenado poner la causa de la muerte alto en un asta. Dios puso la causa de nuestra muerte sobre Su propio Hijo al colgar alto sobre la cruz. Él había venido “en semejanza de carne de pecado” y fue “pecado por nosotros.” Los israelitas que le creyeran a Dios y miraran a la serpiente de bronce vivirían. El hombre cree el testimonio de Dios según Su Hijo y le ve en fe será salvo. Como esta escrito, “Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.”

La segunda metáfora se encuentra el libro sacerdotal de Levítico. Como era imposible que un solo sacrificio ilustrara o simbolizara completamente la muerte expiatoria del Mesías, un sacrificio involucrando dos corderos fue puesto ante el pueblo. El primer cordero fue inmolado como ofrenda expiatoria ante el Señor, y su sangre fue rociada en y delante del propiciatorio detrás del velo del lugar santísimo. Simbolizaba a Cristo quien derramo Su sangre en la Cruz para expiar por los pecados de Su pueblo. El segundo cordero era presentado ante el Señor como cordero expiatorio. El Sumo Sacerdote imponía sus manos sobre el animal “ambas manos sobre la cabeza del macho cabrío y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel y todas sus transgresiones, todos sus pecados.” El cordero expiatorio entonces era enviado al desierto llevando la iniquidad del pueblo a un lugar solitario. Allí vagaría solo, desamparado de Dios y cortado de en medio del pueblo. Simbolizaba a Cristo quien “llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz,” sufrió y murió solo “fuera del campamento.” Lo que era simbólico en la Ley se volvió una realidad insoportable para el Mesías.

¿No es asombroso que un gusano, una serpiente venenosa, y un cordero sean puestos como tipos de de Cristo? Para identificar al Hijo de Dios con cosas “aborrecibles” seria blasfemo si no vinieran del los santos del Antiguo testamento “inspirados por el Espíritu Santo” y confirmados por los autores del Nuevo Testamento quienes van mas allá en las descripciones sombrías. Bajo la inspiración del Espíritu Santo ellos son lo suficientemente audaces para decir que aquel que no tuvo pecado “le hizo pecado,” y Él quien fue el amado del Padre, fue “hecho maldición” ante Él. Hemos oído estas verdades antes, pero ¿nunca las hemos considerado lo suficiente para ser quebrantados?

En la Cruz, El declarado “santo, santo, santo” por el coro de Serafines, se “hizo” pecado. El viaje al significado de esta frase parece casi muy peligroso. Tropezamos ante el primer paso. ¿Que significa que Aquel en quien “toda la plenitud de la Deidad reside corporalmente” se “hizo pecado?” No debemos explicar la verdad ligeramente tratando de proteger la reputación del Hijo de Dios, y aun, debemos de tener cuidado de no hablar cosas terribles contra Su carácter impecable e inmutable.

Según las Escrituras Cristo se “hizo pecado” en la misma manera en que los pecadores se “vuelven la justicia de Dios” en Él. En su segunda epístola a la iglesia de Corinto el Apóstol Pablo escribe:

“Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en El.”

El creyente no es “justicia de Dios” por alguna obra purificadora o perfeccionadora según su carácter que lo haga como Dios y sin pecado, pero como resultado de la imputación por el cual el es considerado justo ante Dios por la obra de Cristo para el. De la misma manera Cristo no se hizo pecado por tener un carácter manchado o ensuciado, pero actualmente volviéndose depravado, pero como resultado de la imputación por el cual fue considerado culpable ante el juicio de Dios para nosotros. Esta verdad no debe causar que pensemos menos de la declaración de Pablo que Cristo se “hizo pecado.” Aunque fue una culpa imputada, fue una culpa real, trayendo una angustia inquietante a Su alma. Él tomo nuestras culpas como suyas, estuvo en nuestro lugar, y murió desamparado de Dios.

Que Cristo se “hizo pecado” es una verdad terrible como incomprensible, y aun justo cuando pensamos que no se pueden decir palabras más oscuras contra Él, el Apóstol Pablo enciende una lámpara y nos lleva al fondo de la humillación y desamparo de Cristo. Entramos en la caverna mas profunda para encontrar al Hijo de Dios colgando de la Cruz y llevando su titulo más infame – el ¡Maldito de Dios!

Las Escrituras declaran que toda la humanidad esta bajo la maldición. Como esta escrito, “maldito todo el que no permanece en todas las cosas escritas en el libro de la Ley, para hacerlas.” Desde la perspectiva celestial, aquellos que quebrantan la Ley de Dios son viles y dignos de aborrecimiento. Son miserables, justamente expuestos a la venganza divina, y justamente devotos a la destrucción eterna. No es una exageración decir que la última cosa que el pecador maldito debería y oirá cuando el de el primer paso en el infierno es a toda la creación parándose y aplaudiendo a Dios por haberse desasido de el de la faz de la tierra. Tal es la vileza de aquellos que quebrantan la Ley de Dios, y tal el desden de lo santo hacia lo impío. Y aun así el Evangelio nos enseña que “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros (porque escrito está: MALDITO TODO EL QUE CUELGA DE UN MADERO).” Cristo se volvió lo que nosotros éramos en orden de redimirnos de lo que merecíamos. Él se volvió un gusano y no un hombre, la serpiente levantada en el desierto, el cordero enviado fuera del campamento, el cargador de pecados, y Aquel sobre el cual la maldición de Dios cayo. Es por esta razón que el Padre lo rechazo y todo el cielo escondió su rostro.

Es una gran travesía que el verdadero significado de la “exclamación de la cruz” de Cristo a menudo se ha perdido en un cliché romántico. No es raro oír a un predicador declarar que el Padre rechazo al Hijo porque no podía soportar el sufrimiento inflingido en Él por las manos de hombres malvados. Tales interpretaciones son una completa distorsión del texto y de lo que actualmente transpiro en la Cruz. El Padre rechazo a Su Hijo porque le haya faltado fuerza para testificar Su sufrimiento, pero porque “Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en El.” Él puso nuestros pecados sobre Él y le rechazo porque Sus ojos son demasiado puros como para aprobar la maldad y no puede ver la maldad con favor.

No es por sin razón que muchos tratados bíblicos ilustran un abismo entre un Dios santo y el hombre pecaminoso. Con tal ilustración las Escrituras están completamente de acuerdo. Como el profeta Isaías clamo:

He aquí, no se ha acortado la mano del SEÑOR para salvar; ni se ha endurecido su oído para oír. Pero vuestras iniquidades han hecho separación entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados le han hecho esconder su rostro de vosotros para no escucharos.
(Isaías 59:1-2)

Es por esto que todos los hombres habrían vivido y muerto separados de la favorable presencia de Dios y bajo la ira divina si el Hijo de Dios no hubiera estado en su lugar, llevando el pecado, y muerto “desamparado de Dios” por ellos. Para cerrar la brecha y restaurar la comunión, “¿No era necesario que el Cristo padeciera todas estas cosas?”

Cristo Muere bajo la Ira de Dios

Para obtener la salvación de su gente, Cristo no solamente sufrió el terrible desamparo de Dios, pero Él tomo la amarga copa de la ira de Dios y murió una muerte sangrienta en lugar de Su gente. Solo entonces podía ser satisfecha la justicia divina, apaciguar la ira de Dios, y hacer posible la reconciliación.

En huerto, Cristo oro tres veces para que “la copa” fuera removida de Él, pero cada vez Su voluntad se entregaba a la voluntad del Padre. Debemos preguntarnos ¿que contenía la copa que hiciera que Él pidiera fervientemente? ¿Qué contenía que causara tal angustia que Su sudor se mezclara con sangre? A menudo se dice que la copa representaba la cruel Cruz romana y la tortura física que le esperaba; que Cristo previó el gato de nueve colas viniendo detrás de su espalda, la corona de espinas penetrando su frente, y los clavos primitivos que serian atravesados por sus manos y sus pies. Aun aquellos que ven estas cosas como la fuente de Su angustia no entienden la Cruz, ni lo que ocurrió ahí. Aunque las torturas lo colmaban por las manos humanas era el plan redentivo de Dios, había algo mucho más ominoso que evoco el clamor de liberación del Mesías

En los primeros siglos de la iglesia primitiva, miles de cristianos murieron en cruces. Se dice que Nerón los crucifico al revés, los cubrió de alquitrán, y les prendía fuego para proveer le luz a las calles de la ciudad de Roma. A través de las épocas desde entonces, un sin numero de cristianos han sido llevados a las más inquietantes torturas, y aun es el testimonio de amigo y enemigos al igual que muchos de ellos fueron ante la muerte con gran sagacidad. ¿Hemos de creer que los seguidores del Mesías enfrentaron tal muerte cruel y con gozo indecible, mientras el Capitán de su Salvación se acobardo en el huerto, fingiendo la misma tortura? ¿Acaso el Cristo de Dios le temió a látigos y espinas, cruces y lanzas, o acaso la copa represento el terror infinito que va mas allá que la crueldad humana?

Para entender el contenido ominoso de la copa, debemos dirigirnos a las Escrituras. Hay dos pasajes en particular que debemos considerar – uno de los salmos y el otro de los profetas:

“Porque hay un cáliz en la mano del SEÑOR, y el vino fermenta, lleno de mixtura, y de éste El sirve; ciertamente lo sorberán hasta las heces y lo beberán todos los impíos de la tierra.”

“Porque así me ha dicho el SEÑOR, Dios de Israel: Toma de mi mano esta copa del vino del furor, y haz que beban de ella todas las naciones a las cuales yo te envío. Y beberán y se tambalearán y enloquecerán a causa de la espada que enviaré entre ellas.”

Como resultado de la rebeldía incesante de los impíos, la justicia de Dios había decretado un juicio contra ellos. Justamente derramaría su indignación sobre las naciones. Él pondría el vino de Su ira en sus bocas y forzarlos a tomar hasta sus heces. El simple pensamiento de que tal destino le espera al mundo es absolutamente terrible, y aun así ese habría sido el destino de todos, excepto que la misericordia de Dios busco la salvación de la gente, y la sabiduría de Dios elaboro un plan de redención aun desde antes de la fundación del mundo. El Hijo de Dios se haría hombre y caminaría esta tierra en perfecta obediencia a la Ley de Dios. Él seria como nosotros en todos lo sentidos, y tentado en todos las maneras como nosotros pero sin pecado. Él viviría una vida perfectamente justa para la gloria de Dios y en vez de Su gente. Y en el tiempo designado, Él seria crucificado a manos de hombres impíos, y en esa Cruz, Él llevaría la culpa de Su gente, y sufriría la ira de Dios contra ellos. El perfecto Hijo de Dios y verdadero Hijo de Adán juntos en una gloriosa persona tomaría la amarga copa de de la mano de Dios y la tomaría hasta las heces. Él tomaría hasta que fuera “consumado” y la justicia de Dios fuera completamente satisfecha. La ira divina que debió haber sido nuestra seria exhaustada sobre el Hijo, y seria extinguida por Él.

Imagínese una represa que esta llena al tope y desuerado contra el peso detrás de el. De una el muro protector es removido y el poder destructivo es liberado. Como la destrucción certera corre hacia el pueblo en el valle cercano, de repente la tierra se abre ante el pueblo y se traga aquello que la habría arrasado. De la misma manera, el juicio de Dios corría directamente al hombre. No se podía encontrar escape en la montaña más alta o en el abismo más profundo. Los pies más veloces no podrían haberlo escapado, ni el mejor nadador soportar sus tormentos. La represa fue quebrada y nada podía arreglar su daño. Pero cuando toda esperanza humana fue exhaustada, en ele tiempo oportuno, el Hijo de Dios se interpuso. Él se paro entre la justicia divina y su gente. Él tomo la ira que ellos mismos habían encendido y el castigo que ellos merecían. Cuando Él murió ni una gota del diluvio quedo. ¡Él la tomo toda!

Imagínese dos piedras de molino, una girando encima de la otra. Imagínese que entre las piedras hay un grano de trigo que es halado por el gran peso. Primero es molido hasta ser irreconocible, y después sus partes internas son esparcidas y molidas en polvo. No hay esperanza de removerlo o reconstruirlo. Todo se ha perdido e irreparable. De igual manera, “Le plació a Dios” moler a Su propio Hijo y ponerlo en angustia indescriptible. Por lo tanto le plació al Hijo someterse a tal sufrimiento en orden de que Dios fuera glorificado y una gente fuera redimida. No es que Dios se haya complacido o encontrado placer en el sufrimiento de Su amado Hijo, pero por su muerte, la voluntad de Dios se cumplió. Ningún otro medio tenía poder de remover el pecado, satisfacer la justicia, y apaciguar la ira de Dios contra nosotros. A menos que ese grano de trigo divino hubiera caído y muerto, habría permanecido sola sin una gente o una esposa. El placer no estuvo en el sufrimiento, pero en todo lo que el sufrimiento lograría: Dios seria revelado en una gloria aun desconocido a hombres y ángeles, y gente seria traída a una relación sin obstáculos con Dios.

En una de las historias más épicas del Antiguo Testamento, al patriarca Abraham le es ordenado llevar a su hijo Isaac al Monte Moriah y allí ofrecerlo como sacrificio a Dios.

“Toma ahora a tu hijo, tu único, a quien amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.”

¡Que carga la que fue puesta sobre Abraham! No podemos ni imaginarnos la tristeza que lleno el corazón del hombre anciano y la tortura que llevo cada pasó del viaje. Las Escrituras son cuidadosas en contarnos que el fue ordenado a ofrecer a su “hijo único hijo a quien amaba.” La especificacidad parece diseñado para agarrar nuestra atención y hacernos pensar que hay un significado más oculto en estas palabras de las que podemos ver.

En el tercer día los dos llegaron al lugar indicado, y el padre mismo ato a su amado hijo con sus propias manos. Finalmente en sumisión a lo que debía hacer, el puso su mano sobre su hijo y “tomó el cuchillo para sacrificar a su hijo.” En ese momento, la misericordia y gracia de Dios se interpuso, y la mano del anciano se detuvo. Dios lo llamo desde el cielo y dijo:

¡Abraham, Abraham!... No extiendas tu mano contra el muchacho, ni le hagas nada; porque ahora sé que temes a Dios, ya que no me has rehusado tu hijo, tu único.

A la voz del Señor, Abraham alzo los ojos y vio un carnero atrapado por los cuernos. Tomo el carnero y lo ofreció en lugar de su hijo. Y luego nombro el lugar YHWH-Jireh o “el Señor proveerá.” Es un dicho fiel que permanece hasta el día de hoy, “En el monte del SEÑOR se proveerá.” Al venir a un cierre de cortina en este momento épico en la historia, no solamente Abraham, pero también todos los que han leído este acontecimiento dan un suspiro de alivio que muchacho se hubiera salvado. ¡Pensamos que hermoso fin, pero no es el fin, era una simple intermedio!

Dos mil años más tarde, las cortinas se vuelven a abrir. El fondo es oscuro y ominoso. En el centro del escenario esta el Hijo de Dios en el Monte de la Calavera. Él esta atado por la obediencia de la voluntad de su Padre. Él cuelga llevando el pecado de Su gente. Él es maldito – traicionado por su creación y desamparado de Dios. Entonces, el silencio es roto con el horroroso trueno de la ira de Dios. El padre toma el cuchillo, levanta el brazo, y sacrifico a su “hijo, [el] único, a quien amas,” y las palabras del profeta Isaias son cumplidas:

“Ciertamente El llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y afligido. Mas El fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre El, y por sus heridas hemos sido sanados…Pero quiso el SEÑOR quebrantarle, sometiéndole a padecimiento. Cuando El se entregue a sí mismo como ofrenda de expiación, verá a su descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del SEÑOR en su mano prosperará.”

La cortina viene a un cierre con un Hijo sacrificado y un Mesías crucificado. A diferencia de Isaac no había carnero que muriera en Su lugar. Él era el cordero quien moriría por los pecados del mundo. Él es la provisión de Dios para la redención de Su gente. Él es el cumplimiento de quien el carnero e Isaac solo eran sombras. En Él el Monte de la Calavera es renombrado “YHWH-jireh” o “el Señor proveerá.” Es un dicho fiel hasta el día de hoy, “En el monte del SEÑOR se proveerá.” El Calvario era el monte y la salvación fue proveída, Así el creyente discerniente clama “Dios, Dios, se que me amas ya que no me has rehusado tu hijo, tu único.”

Es una injusticia al Calvario que el verdadero dolor de la Cruz es a menudo pasado por alto por un tema romántico y menos poderosa. A menudo es predicado que el Padre miro desde el cielo y testifico el sufrimiento que era colmada sobre Su Hijo por manos humanas, y que Él contó tal aflicción como pago por nuestros pecados. Esto es herejía de la peor clase. Cristo satisfació la justicia divina no solo soportando la aflicción de los hombres, pero soportando y muriendo bajo la ira de Dios. Toma más que cruces, clavos, coronas, y lanzas, para pagar por el pecado. El creyente es salvado no solo porque por lo que le hicieron los hombres a Cristo en la Cruz, pero por lo que Dios le hizo a Él - Él lo molió bajo toda la fuerza de Su ira contra nosotros. ¡Raramente esta verdad se hace suficientemente clara en nuestra predica del evangelio!

Traducido por Diego Kim (el autor de este blog)
Bogotá, Colombia con Permiso de Heartcry, Iglesia Bautista del Salvador de Barranco
Lima, Peru